Desde hace unos cuantos años en la escuela hemos recurrido al mandala en su forma más básica (dibujo en papel) para conseguir que los niños se concentren y relajen mientras los colorean. También nos ayudan a desarrollar su creatividad, simplemente al pintarlos o incluso al diseñar nuevos modelos.
Además, personalmente, hemos podido comprobar el efecto sanador al pintar mandalas. Son una herramienta más que nos conduce a unirnos conscientemente con lo que en realidad somos.
Una maravilla de mandalas. Y con la música de "Quiet in Chaos" casi llegas al Samadi"